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La compañía de tu mejor amigo te ayudará a superar momentos tristes, pero los perros también pueden sentir depresión. Aprende a reconocer los síntomas y causas de este trastorno en tu mascota y cómo solucionarlo.
Comportamiento canino natural
Cada especie animal presenta unos patrones de comportamiento o etológicos normales y deben tener la libertad para poder desarrollarlos. La mayoría son comportamientos innatos, pero algunos son adquiridos mediante el aprendizaje, por lo que podríamos decir que cada animal también tiene una personalidad o forma de ser, dependiendo de las experiencias y estímulos vividos. Se cree que el perro desciende del lobo y que fue domesticado hace más de 12.000 años. Es fácil comprender que aunque el perro sea una especie diferente, conserve los patrones más básicos de su comportamiento pero, a la vez, haya ido aprendiendo y adaptándose a la convivencia con el ser humano.
A muy temprana edad, desde el primer mes de vida hasta los 3 o 4 meses, los cachorros experimentan el denominado periodo de socialización. Con el contacto con su madre, sus hermanos, y el ser humano, aprenden a socializarse, a jugar, y a reconocernos como especie amiga. Lo que ocurre en esta fase muchas veces es determinante para el desarrollo psicológico de nuestro perro y la formación de su carácter o personalidad.
Concepto del bienestar animal
Cada especie animal tiene unas necesidades físicas y psicológicas que satisfacer para desarrollarse individualmente; este es el concepto conocido como bienestar animal. Para un perro, el alimento, el agua, el cobijo, la salud física, y el ejercicio son importantes, pero no menos que el cariño, la seguridad, el descanso, el juego, y las relaciones con humanos y otros animales. La ausencia más o menos prolongada de la satisfacción de estas necesidades físicas y psicológicas de su vida diaria puede llevar a un desequilibrio emocional y, con ello, desembocar en cambios en su comportamiento, que deriven en ansiedad o depresión.
Causa de depresión en el perro
La mayoría de las veces, un cambio significativo en la vida de nuestro perro podría desencadenar una situación de estrés y depresión, aunque en algunas ocasiones existen enfermedades que pueden contribuir a ello. A continuación, te presentamos las causas más comunes de depresión canina:
- Soledad e inactividad: pasar mucho tiempo solo, sin interactuar con nosotros o con otros animales, puede provocarle tristeza a nuestro perro. Si no jugamos o paseamos con él, carecerá de estímulos psíquicos que promuevan un desarrollo comportamental adecuado. Debemos ofrecerle libertad para el esparcimiento y distracción.
- Fallecimiento o distanciamiento de un ser querido, situaciones de abandono: cuando muere una persona que convive habitualmente con un perro, supone un cambio radical en su vida. Dejar de verles, como en el caso de una separación, también les afecta. El abandono de un animal supone un golpe durísimo. Muchos perritos sienten miedo y arrastran secuelas debiendo ser tratados por un especialista.
- Otros cambios en el hogar: la llegada de un nuevo miembro a la familia, como un bebé u otra mascota, o una mudanza, puede motivar cambios variados en el comportamiento de nuestro perro.
- Situaciones desagradables: tras una fuerte pelea con otro perro, tras pasar una enfermedad o cualquier situación que les genere miedo y ansiedad, nuestro perro puede variar su comportamiento. Aunque, generalmente, la depresión en estos casos suele ser pasajera, pueden arrastrar miedos e inseguridades.
- Enfermedades: nuestro perro puede sentirse más apático e inactivo al sufrir enfermedades dolorosas, como la artrosis, y enfermedades endocrinas como el hipotiroidismo. Lo mismo ocurre con las perritas en celo o que padezcan embarazo psicológico. Si se sospecha alguna de estas enfermedades, debe ser diagnosticada y tratada en primer lugar.
Síntoma de depresión
No siempre resulta sencillo reconocer los síntomas propios de la depresión en nuestroperro. Algunos canes son más tranquilos que otros y pasan más tiempo inactivos, sin que ello signifique que estén sufriendo depresión. Tampoco debemos confundirlo con el cansancio tras el ejercicio, o si están convalecientes. Lo que debe preocuparnos son las modificaciones en su comportamiento habitual durante un tiempo más o menos prolongado, por ejemplo, durante más de 15 días, y si podemos relacionarlo con algún estímulo o cambio en su rutina diaria (mudanzas, ausencia de un ser querido…), que habitualmente sea causa de depresión en un perro.
Estos son los síntomas más comunes en la depresión canina. Ante la observación de dos o más de estos síntomas en nuestro perro, debemos consultar con nuestro veterinario para determinar la causa y tratarla a tiempo:
- Falta de actividad, de ganas de jugar, de salir a pasear, o de interactuar con nosotros u otros perros.
- Falta o disminución del apetito.
- Trastornos del sueño: pasar mucho tiempo durmiendo o, todo lo contrario, sufrir insomnio e inquietud.
- Vocalizaciones excesivas: gemidos, lloros, aullidos o ladridos.
- Comportamientos extraños o repetitivos: lamerse en exceso, morderse la cola o las patas, moverse de un lado a otro y estar inquietos, apegarse demasiado al dueño, muestras de agresividad o esconderse.
Tratamiento y prevención de la depresión en el perro
Permitir que tu perro desarrolle sus pautas de comportamiento normales es la mejor manera de prevenir la ansiedad y la depresión. Cubrir sus necesidades físicas y emocionales es vital para garantizar el bienestar animal de tu mascota, y es importante comenzar desde lo más básico. Proporciona una alimentación de calidad a tu perro, bien equilibrada, y ofrécele agua fresca y limpia en todo momento. Tu perro necesita salir a pasear al menos tres veces al día durante un tiempo variable, dependiendo de su edad, tamaño y nivel de actividad. Las salidas al exterior no solo se aprovechan para hacer sus necesidades, también para distraerse, ejercitarse, descubrir olores nuevos, y relacionarse con otros perros.
La parte psicológica también es muy importante. Jugar con él, cepillarle, o simplemente hablarle, le estimula y además refuerza el vínculo emocional que tienes con tu mascota. Ellos también disfrutan de nuestra compañía. Evita que pasen mucho tiempo solos, pero si esto no es posible por alguna circunstancia, puedes dejarle juguetes interactivos, como pelotas que se rellenan con pienso o puzles que, además de entretenerles, estimulan su cerebro. Si alguna vez no dispones de tiempo para pasearle o estar con él, puedes recurrir a canguros o cuidadores de mascotas, que acuden a pasear y jugar con tu perro cuando lo necesitas.
Tratamiento de los trastornos del comportamiento en los perros
Los perros son susceptibles de sufrir diferentes trastornos comportamentales, además de la ansiedad y la depresión, como el miedo, la agresividad hacia personas o animales, y trastornos compulsivos. Todos ellos deben ser tratados como tales para que nuestro perro goce de buena salud emocional. Tu veterinario habitual puede ayudarte a solucionarlos, y a veces es necesario recurrir a un etólogo, veterinario experto en comportamiento animal. Él te ayudará a diagnosticar y averiguar la causa de la depresión en tu perro para poder tratarla.
Una terapia basada en técnicas de modificación de la conducta suele requerir varias visitas al entorno del animal y una gran implicación por parte de los veterinarios y los propietarios, con buenas dosis de paciencia. Actualmente, la educación en positivo, con refuerzos y premios del buen comportamiento, está teniendo resultados.
En casos muy graves, puede resultar beneficiosa una terapia multimodal que incluya la administración de fármacos ansiolíticos o antidepresivos, aunque los resultados son variables y es preferible dejarlos como última opción. Como medidas terapéuticas complementarias a las terapia etológica de modificación de conducta, existen diferentes opciones. Una de ellas son las feromonas sintéticas, que imitan a las que las madres secretan cuando amamantan a sus cachorros, y que les produce una sensación de seguridad y serenidad. Son inocuas y se comercializan en diferentes formatos: spray, collar o difusores ambientales. También existen nuevas terapias como la homeopatía, las flores de Bach, o la acupuntura. Consulta con tu veterinario cuál sería la opción que mejor se adapta a tu perro.